Pedagoga Gloria Benítez

  • ¿En qué se basa el programa “ ya lo hago solito”?

Este programa surge de la idea de querer fomentar el área de la autonomía en los más pequeños, mediante la realización de tareas básicas, promover la participación en tareas del hogar y adquirir responsabilidad en el día a día.

El verano es una de las épocas en las que nuestros pequeños tienen más tiempo libre, se sienten más desahogados y también tienen necesidad de crear nuevas rutinas tanto en el hogar como fuera del mismo. Por ello, es la mejor temporada para promover la participación de los niños/as en las rutinas diarias y adquirir aprendizajes del entorno natural.

  • ¿ A qué nos referimos cuando hablamos de promover la participación de los niños/as en las rutinas? A modo general, nos podemos referir al hacer tareas de casa, al típico mandato de padres y madres y que los niños/as hacen por obligación. Pero en este caso me refiero a un modo alternativo de integrar a los pequeños en las rutinas diarias a modo de juego, usando algún sistema de puntos y recompensas… La importancia de promover estas acciones no sólo es enseñar para el futuro, si no que adquieran autonomía y responsabilidad. Hablar de responsabilidad es hacer referencia al desarrollo de la autoestima, seguridad, confianza, creación de la personalidad, capacidad para tomar decisiones y madurez, entre otras; aspectos que son muy importante para el desarrollo de la personalidad y para saber adaptarse a una sociedad muy cambiante.
  • ¿ Existen una organización de rutinas por edades?

Sí, el programa conlleva la organización de rutinas por edades desde los 2 hasta los 11 años con el fin de fomentar el desarrollo de conductas responsables.

  • En torno a los 2- 3 años : se puede comenzar con la colaboración de los adultos a ayudar en tareas concretas como regar las flores, tirar las cosas a la basura, comer sólo o guardar sus juguetes en cajas.
  • Entre los 4 años y 5 años: fomentar hábitos de independencia como encargarse de la higiene de sus dientes y comenzar a vestirse solos con supervisión y apoyo al principio; ayudar a poner y recoger la mesa de forma sencilla (mantel, servilletas y pan), guardar su pijama y zapatillas, dejar en su sitio los objetos que usa o tener la responsabilidad de hacer alguna ficha o tarea escolar sólo. Las personas del entorno familiar pueden otorgarles tener algún tipo de responsabilidad en su día a día.
  • A los 6 – 7 años: Pueden realizar tareas domésticas sencillas, como puede ser ayudar a limpiar el hogar, poner y quitar la mesa, organizar y elegir su ropa para vestirse u organizarse los momentos de tiempo libre cada día. En esta etapa el niño/a puede ducharse sólo e ir a comprar bajo supervisión. Es muy relevante el empezar a darle algún dinerillo semanalmente ( siempre el mismo), por mínimo que sea, para que comiencen a administrarse.
  • En torno a los 8 años: En tareas de organización, puede distribuirse su propio tiempo de tiempo libre y juegos. Algunas de las responsabilidades que se le puede otorgar son: ayudar a hacer la cama, preparar su mochila para el colegio, hacer platos sencillos de cocina, doblar la ropa, mantener en orden su habitación y prepararse el desayuno.
  • De 9 a 11 años: Debe haber adquirido un alto porcentaje de autonomía y puede ser capaz de tomar decisiones que van construyendo su personalidad y afianzando sus intereses.

Todo estos aspectos y etapas se personalizan sobretodo, cuando nos referimos a casos de alumnos con necesidades educativas especiales, contando con apoyos necesarios para conseguir los objetivos que se establezcan junto a las familias, para fomentar la autonomía y participación en rutinas. Algunos de los apoyos pue- den ser visuales y explicativos, como agendas visuales donde se exponga con claridad y mediante imágenes, los pasos que hay que realizar para alcanzar una determinada tarea. En esta dimensión es muy importante el papel del profesional de clínica, ya que cada objetivo se debe regir en base una fundamentación teórica, diseñar materiales específicos e incluso llevar a las sesiones varias intervenciones para trabajarlo de manera paralela.

Todo objetivo requiere constancia y mi consejo ante la intervención y puesta en práctica para fomentar estas actitudes es que se establezca un equilibrio entre obligación y juego. Hay que ir poco a poco y no querer conseguir todos los objetivos en un mismo mes o se puede conseguir lo contrario.En este proceso es muy relevante tener unas normas básicas en casa. La actitud del adulto, ya sean padres/madres o profesionales, deben regirse por algunos criterios y ser: constantes, perseverantes, lúdicos, pacientes, tolerantes, proporcionarles confianza, seguridad y ser conscientes de que es necesario que los niños cometan errores para aprender de ellos.

Y como frase final y clave de la intervención me gustaría nombrar una de María Montessori, gran influyente en la educación y la pedagogía: “Ayúdame a hacerlo por mí mismo”.